Hace muchos años me reí y me quedé ilusionado con este hombre feo con chistera pero con jersey de andar por casa que hacía un juego con un cochecillo misterioso. ¿Quién no conoce este juego mítico?
Hoy conozco algunos de los misterios que la magia encierra, pero lo mejor es que mañana lo veré y volveré a ser aquel niño que, con ojos como platos, se quedó maravillado de lo que un simple cochecillo de madera podía hacer en manos de un air-violonchelista.